1 de maig del 2007

Entrevista publicada l’1 d’octubre de 1975 a la revista “Destino” (tercera i última part)

“Viatge a Ítaca”

- Centrémonos un poco más en “Viatge a Ítaca”, álbum del que el primer día de salir a la venta, en pleno verano, a finales de mes, que es cuando menos gasta la gente, se vendieron diez mil copias en España, cifra asombrosa. Ante todo, háblame de la canción “Ítaca”, que considero un paso trascendente, pero no definitivo y que no creo que repitas esta experiencia en la línea de poemas sinfónicos.

- Bueno, eso de poema sinfónico es una definición a la que te ves obligado para determinar de alguna forma la canción. Para mí la obra es indefinible, afortunadamente. Todo empezó hace dos años y medio, cuando leí el poema de Kavafis. Me impresionó la forma tan perfecta de decir tantas cosas en una poesía. Y la idea de Kavafis fue dándome vueltas hasta obsesionarme. De hecho todo e álbum “I si canto trist” estaba dominado por él. ¿Qué es, si no, “El jorn dels miserables”, “Si arribeu”, “Que tinguem sort”? Son, a trozos, la idea de “Ítaca”. Por fin, un día decidí musicar a Kavafis. La canción me gustaba, pero creí que debía añadirle algo más, darle una dimensión que ampliara la intemporalidad de que disfrutaba. Y quise contemporalizarla con unos versos que, al lado de los originales, eran ínfimos. Por una vez me salí de los condicionamientos habituales y rompí la barrera de los tres minutos, imposición que necesitaba superar. Y por otra parte realicé toda una necesidad creadora. Quizá nunca más haga algo igual, quizás “Ítaca” sea irrepetible. Me salió así, improvisadamente, obedeciendo a unas necesidades, y ahí está. Para unos es un pastel de nata, para mí es una necesidad satisfecha.

El Mediterráneo

- De todo el disco, a mi entender, la pieza más importante por su trascendencia y equilibrado tratamiento musical, con una belleza notable, es “Abril 74”, dedicado a la Revolución portuguesa. Este tema está tratado, al igual que una estrofa de “Ítaca”, en una línea que podríamos llamar “theodorakiana” y que arrancó en “Vaixell de Grecia”. ¿Quiere decir que estás bajo la influencia de Theodorakis?

- Bueno, más que de Theodorakis yo diría que es de la música mediterránea y que Theodorakis es su más conocido recopilador y compositor, quien ha tratado más de plasmar en una música actual el folklore y espíritu griegos. Pero esta música tiene la misma raíz que la napolitana y la mallorquina e incluso la turca. Sin concreciones, es mediterránea y me apunto a ella, porque me sale así a la hora de componer, sin preestablecer el hacerlo. Me influye el Mediterráneo, como en otro tiempo lo hizo Sudamérica y como siempre lo hizo la canción americana, la música clásica y la canción francesa.

- ¿Te consideras influenciado por lo francés?

- Sí, y mucho. Y además de forma totalmente circunstancial, como lo es el hecho de no poder oír en Verges, cuando vivía hace quince años, más emisoras de radio que las francesas, que programaban entonces incesantemente a Brassens, Brel, Ferrat, Ferré, la Piaf, Beart y otros.

- Por último, ¿cuál es tu postura ante la famosa “crítica” que se hizo a través de “Triunfo” de la “cançó” y sus personajes y que tanta indignación ha despertado en unos sectores de la “cançó” y del resto de la crítica?

- Para mí, aquel famoso artículo es un disparate. El crítico situaba ante todo como cuestiones definitivas lo que era simplemente su criterio personal. Lo considero injusto en las apreciaciones que hizo a muchos de mis compañeros, especialmente a Maria del Mar y Ovidi. Y por lo que a mí respecta he de decir que me analizaba desde un punto de vista llamémosle “musical”, cosa que no hizo con los otros, es decir, que no usaba el mismo rasero para todos, cosa discriminatoria y nada válida para un análisis comparativo. Se me acusó de no ser dodecafónico, y yo pregunto: ¿Quién es dodecafónico en la “cançó”? Nadie. ¿Por qué acusarme a mí, entonces? Se me acusó de usar armonías clásicas, cuando todos, ¡todos! los autores de la “cançó” usan armonías clásicas, cuando las usan. En fin, el artículo era de lo más desafortunado y creo que fue escrito partiendo de cuestiones y afinidades políticas y no desde un punto de vista crítico.